Escritores venezolanos. Conversando y Escribiendo

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miércoles, 11 de julio de 2012

ORIGEN DEL GRAN SISTEMA DE ORQUESTAS INFANTILES Y JUVENILES DE VENEZUELA


Interesante origen del gran Sistema de Orquestas Infantiles 
y Juveniles de Venezuela. 
  

LECCIONES DE LA HISTORIA CIVIL DE VENEZUELA.........


 28/06/2012

 El abuelo que se vino con su música a esta parte

 (Apuntes para un cuento infantil)

 El abuelo se llamaba Antonio Anselmi Berti, pero todos se dirigían a él como
 don Tonino. La abuela, Duilia Garbatti. Y el nieto, José Antonio Abreu,
 fundador del Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles de
 Venezuela, una de las experiencias de articulación entre arte y desarrollo
 social, de formación musical masiva y de calidad, más importante del siglo XX

 TULIO HERNÁNDEZ

 La historia comienza en la Italia de finales del siglo XIX. 1897 para ser
 exactos. Un grupo de habitantes de un pequeño pueblo de la Isla de Elba ha
 decidido hacer nueva vida en un lugar remoto llamado Venezuela. Uno de
 quienes parten es un hombre joven. Músico para más señas. Director de la
 pequeña banda del pueblo.

 El hombre, con el apoyo de su esposa, ha decidido llevarse consigo los 46
 instrumentos de viento que, como bien supone, son los que pueden soportar en
 mejores condiciones el largo viaje a través del Atlántico hasta la costa
 norte de Suramérica. Los toma uno a uno ­trompetas, cornetines, trombones,
 cornos, flautas, bombardino, clarinetes­, los envuelve con sumo cuidado y
 sale de Marciana Alta, que como su nombre lo indica es un pequeño poblado de
 montaña, cargando con uno de los más sui generis y felices equipajes que
 pudiese llevar alguno de los miembros del grupo de elbanos que a partir de
 ese momento quedarán convertidos en emigrantes.

 La siguiente escena ocurre en otro pequeño pueblo de montaña, pero esta vez
 a miles de kilómetros y en otro continente. Se llama Monte Carmelo, en el
 estado Trujillo, Venezuela. A la larga travesía de meses en el vapor
 transatlántico hay que añadirle una sacrificada movilización a lomo de
 bestias desde el calor sofocante de Puerto Cabello, a orillas del mar
 Caribe, hasta el frío amigable de las montañas de los Andes trujillano que
 el grupo ha previsto como destino final.

 En la bonita casa de Monte Carmelo, con patio interno y pasillos aledaños,
 ahora el hombre desempaca, otra vez uno a uno, los instrumentos. Los coloca
 en orden sobre una mesa y al día siguiente llama a los pocos músicos que
 vinieron con él desde la lejana Italia para comunicarles la decisión de
 echar a andar una nueva banda. Como aún quedan 40 instrumentos sin
 ejecutantes se proponen de inmediato reclutarlos entre los hombres del
 pequeño poblado y a los pocos días la casa ya se habrá convertido en una
 ruidosa y febril escuela de música.

 En asunto de meses la tarea está hecha. Los músicos nuevos junto los más
 experimentados ya son capaces de interpretar correctamente un repertorio
 mínimo y la Banda Filarmónica de Monte Carmelo, que así se llamó y se sigue
 llamando hasta hoy, da su concierto inaugural. Todos en el pueblo asisten y
 al final aplauden deslumbrados.

 El hombre que la ha fundado está feliz junto a su esposa y sus pequeños
 hijos. Algunas veces, juntos, recuerdan la tarde cuando se casaron en una
 iglesia frente al puerto de Livorno, ciudad a la que solían visitar por sus
 temporadas de ópera que tanto disfrutaban. En ocasiones ella canta piezas de
 Verdi y de Puccini que se ha aprendido de memoria. Pero la nostalgia siempre
 dura poco porque, en asuntos de música, en Monte Carmelo hay mucho trabajo
 por hacer.

 La banda es un éxito. Y su conductor un incansable, para decirlo en términos
 del presente, emprendedor artístico. Nadie sabe cómo, con las dificultades
 de transporte de la época y lo costos que representa movilizar al grupo, la
 Filarmónica comienza a hacer exitosas giras por los estados vecinos. Se
 reclama su presencia en pueblos de Trujillo, Mérida, Táchira y Lara e,
 incluso, desde el distante estado Zulia.

 El director pleno de entusiasmo va desarrollando un plan tras otro. La casa
 es un hervidero de actividad. Ahora el músico que ha echado raíces realiza
 orquestaciones del repertorio sinfónico universal. Hace arreglo de piezas de
 Verdi y Mascagani, se atreve incluso con Beethoven y Mozart,
 para que puedan ser interpretados por la banda local.

 Luego le toca a la ópera. El director en seña canto lírico. Ensaya
 actuaciones. La primera puesta en escena, La Traviata del gran Verdi, rompe
 una tarde la monotonía del sosegado pueblo. Siguen montajes de Shakespeare.
 Más tarde los clásicos castellanos. El hombre, con sus propias manos diseña
 el vestuario, arma y pinta los decorados, cose el telón. La noticia de lo
 que está ocurriendo en Monte Carmelo se deja llegar hasta Valera, Betijoque,
 Trujillo y Escuque. Todos quieren venir a verlo.

 No sólo se transforma el pueblo, la casa también. El hombre, siempre con el
 apoyo de su esposa tan entusiasta como él, convierte el patio trasero de la
 casa en una especie de sala de conciertos presidida por un pequeño escenario
 de tablas y uno de los cuartos deviene en depósito de vestuarios,
 escenografías, instrumentos y partituras.

 Un día cualquiera decidió que el espacio necesitaba más fuerza teatral y
 decide incursionar en la escultura. Con sus propias manos moldea cuatro
 bustos que colocara en los aleros del patio que desde entonces estará
 presidido por las imágenes de Verdi, Dante, Bocaccio y Petrarca.

 Una tarde regresa de Valera desmesuradamente feliz. A lomos de una mula que
 le acompañaba trae un aparato que, dice, lo dejará aun más deslumbrados que
 la banda y las representaciones de ópera. Es un proyector de cine. Y esa
 misma noche, cual escena de Cinema Paradiso, utilizando como pantalla el
 blanco muro posterior de la casa, casi todos los habitantes de Monte
 Carmelo, con la boca abierta y sumidos en un gran silencio, entraban
 agradecidos al reino mágico de las imágenes en movimiento probablemente de
 la mano de Charles Chaplin. La casa, que ya era escuela de música, sala de
 conciertos, de teatro y de ópera, a partir de esa noche sería también sala
 de cine.

 Como toda historia de vida tiene que tener una parte triste, un día el
 hombre, que ya tenía 75 años, enferma y muere. Pero por razones del azar
 ­salvo que como decía Borges lo que llamamos azar es producto del infinito
 desconocimiento de las reglas que rigen el destino­, no había transcurrido
 un año cuando un nuevo nieto nace en Valera.

 El nieto crece sin sobresaltos, en la bucólica vida de los años 1930 de la
 segunda ciudad trujillana. Hasta que un día la enfermedad llega al hogar.
 Uno de los hermanos contrae tosferina, por entonces causa común de
 mortalidad infantil, y los padres para protegerle deciden enviarle a la
 vieja casa de Monte Carmelo. Así, además, le dicen, le hará compañía a la a
 abuela todavía triste por la muerte del abuelo.

 Aquel momento, lo sabemos ahora, es decisivo para el futuro y las vocaciones
 de aquel jovenzuelo. Apenas llega a la casa, un descubrimiento tras otro le
 conmueve y entusiasma. Primero se encuentra con el patio trasero y su
 pequeño escenario de tablas. Luego entra en el cuarto depósito.

 Abre escaparates y baúles, revisa el telón y los decorados, palpa los trajes
 y otros vestuarios, encuentra los restos de un proyector de aquellos que
 cobraban vida con una manivela. Revisa partituras. Y así, de improviso,
 comprende que ha entrado, para no abandonarlo jamás, en el mundo fascinante
 del abuelo.

 Con las explicaciones generosas de la abuela, los relatos de los músicos y
 amigos que todavía vivían, los datos precisos de la tía Alide, hermana mayor
 de la abuela y directora de la escuela del pueblo, el nieto entiende a
 cabalidad, deslumbrado, como quien ha hecho un gran descubrimiento, la
 figura prodigiosa, tenacidad y sensibilidad creativa del abuelo. Una
 presencia y una admiración que le acompañaría para siempre.

 La abuela resulta tan prodigiosa como el abuelo. Le enseña al nieto muchas
 más cosas. Una mantelería finísima que había viajado desde Italia junto a
 los instrumentos. Los pendones de Garibaldi que el abuelo había heredado de
 su padre. Una colección de libros maravillosos escritos en italiano
 dedicados de puño y letra de sus propios autores. Y, lo más atractivo para
 el chico, todas las ediciones originales de los libretos de Ricordi.

 La cuarentena se alarga y el nieto pasa largas horas con la abuela que se
 sienta por las tardes a traducir al castellano aquellas obras de Verdi y
 Puccini que sabía de memoria. La abuela canta, el nieto memoriza. Y así fue
 por años. Hasta que un día también la abuela muere. A diferencia del abuelo
 es longeva. Se va a los 90 años. 

 El nieto creció y como es de suponerse, a partir de los nueve años, se hizo
 músico. Como se estilaba en la época, se fue a Caracas donde también se
 graduó de economista. Muy joven se ganó el Premio Nacional de Composición.
 Hasta que un día, siempre marcado por la memoria de aquel cuarto mágico que
 abrió en Monte Carmelo decidió que más que un gran director o un excelente
 compositor iba dedicar su carrera a educar para la música, que es también
 educar para la vida, a la mayor cantidad de niños y jóvenes que pudiese.

 Era, creyó, y por suerte para todos lo creyó con pasión absoluta, el mejor
 homenaje que podía hacerle a aquel abuelo alucinado que viajó con sus
 instrumentos a través del mar océano para enseñar música en un pueblo
 venezolano tan pequeño como su Marchanda natal.

 El abuelo se llamaba Antonio Anselmi Berti, pero todos se dirigían a él como
 don Tonino. La abuela, Duilia Garbatti. Y el nieto, José Antonio Abreu, es
 el fundador del Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles de
 Venezuela, una de las experiencias de articulación entre arte y desarrollo
 social, de formación musical masiva y de calidad, más importante del siglo
 XX universal, a quien tengo en este momento frente a mí, en el austero
 despacho de Parque Central, en Caracas, desde donde dirige el Sistema,
 contándome estas historias de vidas buenas y herencias sabias con los ojos y
 el rostro inundado de dulce alegría.

 Antes de despedirnos me cuenta que la abuela se fue de este mundo de un modo
 original: cantando en su lecho de muerte, con sonora y serena voz.

jueves, 5 de julio de 2012


   CURIOSIDAD GRAMATICAL

Hay que agregarle que GÜIGÜE,  (Población del Edo. Carabobo) posee dos diéresis.Quizá no sea la única en este caso.
 
 


Entre los matices que distinguen a la lengua española, figuran en un sitio relevante las curiosidades. Pongo de muestra un caso de acentuación.

Aquí se trata de una oración en la cual todas sus palabras -nueve en total- llevan tilde. Ahí va: «Tomás pidió públicamente perdón, disculpándose después muchísimo más íntimamente».
A lo mejor una construcción forzada, pero no deja de ser interesante.

Ahora disfrute los siguientes:

La palabra 
oía tiene tres sílabas en tres letras.

En 
aristocrático, cada letra aparece dos veces.

El término
 arte es masculino en singular y femenino en plural.

En la palabra
 barrabrava, una letra aparece una sola vez, otra aparece dos veces, otra tres veces y la cuarta cuatro veces.

En el término 
centrifugados, todas las letras son diferentes y ninguna se repite.

El vocablo 
cinco tiene a su vez cinco letras, coincidencia que no se registra en ningún otro número.

El término 
corrección tiene dos letras dobles...
Fijate en este otro grupo:

Las palabras 
ecuatorianos y aeronáuticos poseen las mismas letras, pero en diferente orden.

Con 23 letras, se ha establecido que la palabra 
electroencefalografista es la más extensa de todas las aprobadas por la Real Academia Española de la Lengua.
El término estuve contiene cuatro letras consecutivas por orden alfabético: s-t-u-v.

Con nueve letras, 
menstrual es el vocablo más largo con solo dos sílabas.
Mil es el único número que no tiene ni o ni e.

La palabra 
pedigüeñería tiene los cuatro firuletes que un término puede tener en nuestro idioma: la virgulilla de la ñ, la diéresis sobre la ü, la tilde del acento y el punto sobre la i.

El vocablo 
reconocer se lee lo mismo de izquierda a derecha que viceversa.

La palabra
 euforia tiene las cinco vocales y sólo dos consonantes...

La palabra SOLUCIONES tiene un  significado diferente para el genero masculino si se escribe al reves   SENOSICULOS


Y para acabar...
La Palabra Argentinoconservando las mismas letras, solo puede ser transformada en IGNORANTE...
LA GRAMÁTICA ES REVELADORA PARA ALGUNOS PERO IRRELEVANTE PARA OTROS.





(Gracias a Julio César por la copia, me pareció interesante y por eso la comparto con todos.) 




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